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Todo lo que debes saber sobre las llantas: ¿Cómo elegir la mejor? Materiales, fabricación y tamaños

 Las llantas de un coche son, probablemente, uno de los elementos clave del mismo cuando hablamos de diseño y atractivo. Unas llantas que no pegan con el coche pueden desfavorecer por completo su imagen, al igual que unas llantas bonitas y llamativas pueden resaltar todo su atractivo hasta límites insospechados.

Todos nos fijamos en las llantas de un coche, y ese es precisamente el motivo por el cual mucha gente decide sustituir el modelo original que viene con el vehículo por otro bastante más atrevido. De hecho, las llantas son el accesorio más vendido para el automóvil, así que puede que alguna vez te hayan surgido dudas sobre cuáles son las más recomendables y qué características presenta cada uno de los tipos que hay en el mercado.

Las llantas son como los zapatos en las personas: unos zapatos bonitos, limpios y cuidados te hacen parecer elegante y conservar el atractivo; unos zapatos feos, rotos, demasiado viejos o sucios te hacen perder toda la presencia.

Aparte del efecto visual que producen, las llantas cumplen con más funciones en nuestro vehículo, por lo que decantarse por un diseño u otro, así como por un tamaño o un material determinado, hará que el comportamiento de nuestro coche varíe ligeramente. Es por ello que hoy vamos a dedicar un tutorial a resolver todas las dudas acerca de este componente de nuestro automóvil.

¡Vamos a ello!

El tamaño y el peso sí importan

A la hora de cambiar las llantas del coche, puede que probablemente optes por no comprarlas en la propia marca, ya que estas suelen tener un precio bastante elevado. Hay muchas opciones de llantas baratas en el mercado, pero cuando vayas a comprarlas, debes de tener en cuenta dos cosas básicas:

  1. El perímetro de la rueda debe ser idéntico al de la llanta de serie.
  2. Debes modificar el cuentakilómetros para que el vehículo pase la ITV.

Si por razones estéticas no quieres cumplir la primera indicación y vas a decantarte por unas llantas de mayor tamaño que el de serie, siempre puedes recurrir a un truco muy sencillo: opta por comprar neumáticos de perfil bajo, es decir, neumáticos más estrechos.

Aunque no vamos a detenernos a hablar de neumáticos porque en numerosas ocasiones hemos hablado de todos sus secretos –caducidadrotaciónmantenimientoecotasa y recicladomarca blancaalmacenajerun flat…-, sí que quiero recordaros que los neumáticos de perfil bajo normalmente están pensados para mejorar el paso por curva, ya que se deforman en menor medida y la banda de rodadura contacta mejor con el asfalto.

Con ello mejoramos las cualidades dinámicas de nuestro vehículo, pero pensad que también penalizamos la comodidad, porque las irregularidades del asfalto se transmiten más notoriamente al habitáculo. Al mismo tiempo, también es mayor la posibilidad de sufrir un reventón en los baches, e incluso incrementar el consumo si son más anchos que los de serie. Además, ten en cuenta que, a mayor anchura del neumático, mayor precio también.

Además del diámetro de la llanta, otra característica importante de la misma es la garganta, es decir, la anchura de una llanta. Se expresa en pulgadas y determina el ancho máximo de neumático que puede llevar esa llanta sin riesgo, por lo que, si vas a hacer cambios en los tamaños de la llanta y los neumáticos, deberías echarle un vistazo a esta tabla de equivalencias:

Ancho llantaAncho mín neumáticoAncho ideal neumáticoAncho máx. neumático
5 pulgadas155 mm165 ó 175 mm185 mm
5,5 pulgadas165 mm175 ó 185 mm195 mm
6 pulgadas175 mm185 ó 195 mm205 mm
6,5 pulgadas185 mm195 ó 205 mm215 mm
7 pulgadas195 mm205 ó 215 mm225 mm
7,5 pulgadas205 mm215 ó 225 mm235 mm
8 pulgadas215 mm225 ó 235 mm245 mm
8,5 pulgadas225 mm235 ó 245 mm255 mm
9 pulgadas235 mm245 ó 255 mm265 mm
9,5 pulgadas245 mm255 ó 265 mm275 mm
10 pulgadas255 mm265 ó 275 mm285 mm
10,5 pulgadas265 mm275 ó 285 mm295 mm
11 pulgadas275 mm285 ó 295 mm305 mm
11,5 pulgadas285 mm295 ó 305 mm315 mm
12 pulgadas295 mm305 ó 315 mm325 mm
12,5 pulgadas305 mm315 ó 325 mm335 mm

Por otra parte, has de ser consciente de que cuanto más grande y ancha sea una llanta, más pesada será. Debido a las fuerzas giratorias, este exceso de peso se multiplica por cuatro en el cubo de la rueda al moverse. Es decir, si tenemos una llanta que pesa cinco kilogramos de más, cuando el vehículo está en marcha ese exceso será de 20 kilos, lo que multiplicado por cuatro ruedas da un total de 80 kilos extra en nuestro coche. Con ello, mermará la dinámica y la capacidad de aceleración durante la conducción.

Dicho esto, cobra especial relevancia el material con el que están hechas las llantas, ya que este puede ser crucial en el peso del conjunto. Veámoslo en detalle.

Material de las llantas

Llantas de acero

También conocidas como «llantas de chapa», este tipo de llantas es el más utilizado en los vehículos comerciales o modelos de gama baja y media, ya que presenta buenas cualidades mecánicas y un bajo coste de fabricación. Destacan esencialmente por su resistencia, sobre todo en invierno a las inclemencias del tiempo y la sal que se esparce en las carreteras, resultando a su vez menos sensibles a la suciedad y muy fáciles de limpiar.

Son llantas muy macizas y resistentes, quedando intactas ante los bordillazos, pero a causa de su robustez también resultan bastante más pesadas. Además, la resistencia del material no permite un diseño con radios, por lo que suelen ser bastante menos atractivas en términos de diseño. De ahí que para “decorarlas” se utilizan los tapacubos. Igualmente, su diseño ofrece una peor refrigeración de los frenos, ya que el aire no circula de modo conveniente.

Llantas de aleación

Son, como ya sabéis, las más utilizadas y la mejor opción para todo tipo de coches. Resultan de combinaciones diversas entre los metales de los que estamos hablando y entre ellos suele predominar el aluminio. Gracias a su ligereza, el conductor experimentará un mayor control del coche y una mejora en la suspensión. Además, estas llantas permiten descentralizar las altas temperaturas que alcanzan los neumáticos y el sistema de frenos para una mejor refrigeración de los mismos.

Su principal problema es la tendencia a la corrosión galvánica a largo plazo si no se cuidan frecuentemente (limpieza habitual), lo que puede provocar incluso fugas de aire en los neumáticos. Lógicamente, también son más delicadas a los golpes, resultando a su vez más complicadas y costosas de reparar. Por último, si son de gran calidad o marca conocida, deberías tener cuidado con los amigos de lo ajeno, ya que de por sí resultan más caras que las de acero.

Llantas de magnesio

Su coste de fabricación es el más elevado, ya que el proceso de fabricación necesario para producirlas es caro y exigente. Pensemos que el magnesio es el más liviano de todos los materiales estructurales, presentando una ligereza y una resistencia extremas, de ahí que se utilice esencialmente en la competición (Fórmula 1, Nascar, rallies…), aunque su etapa de mayor popularidad fue en los años ’70.

Aunque pueda resultar un capricho para los bolsillos más exigentes, no son extremadamente difíciles de encontrar en el mercado de consumo. En muchas ocasiones, no son llantas de magnesio puro y duro, sino que este se combina con otros materiales para no elevar excesivamente los costes y poder ofrecerlas a un mayor público objetivo. Además, se rompen con más facilidad, son difíciles de reparar, les afecta más la corrosión y, si no están bien recubiertas, tienen cierta facilidad para quemarse si surge un exceso de calor próximo como el de los frenos.

Llantas de fibra de carbono

Las propiedades de la fibra de carbono son únicas: es ligera, ofrece una alta resistencia y la máxima rigidez, al tiempo que proporcionan una notable mejora del rendimiento en la aceleración, la frenada, el confort de marcha, la dinámica del vehículo, y la reducción de peso.

El uso de herramientas de vanguardia para el modelado por ordenador y las estructuras de materiales compuestos están optimizadas para ofrecer actualmente un producto muy preciso del que ya os contamos todos sus detalles. Es cierto que también son bastante caras, por lo que son pocos los modelos que las ofrecen y muy exclusivos, como Koenigsegg (cuestan 30.000 euros…) o Porsche, fabricadas enteramente en polímero reforzado con fibra de carbono (CFRP).

Procesos de fabricación

Al igual que hay diversos materiales con los que crear una llanta, también hay múltiples procesos de fabricación que, esencialmente, se pueden resumir en cuatro:

  • Fabricación en molde por gravedad: es el más sencillo, pues básicamente se introduce el metal fundido en un molde y se deja enfriar.
  • Por inyección: en un molde completamente cerrado al vacío se inyecta el metal fundido a presión. Con ello se logra un mejor compactado del material y, a consecuencia, una llanta más rígida y resistente.
  • Tratamientos térmicos: la fabricación en molde o por inyección se puede combinar con tratamientos térmicos, tales como el recocido a 260 grados o el bonificado, que puede ser por temple (mantener el material 18 horas a 415 grados) o maduración (15 horas a 170 grados). Ambos mejoran la resistencia y la dureza del material.
  • Forjadas: son aquellas fabricadas y acabadas de una forma más individualizada. Se hacen por encargo de clientes que quieren decorar su automóvil con unas llantas únicas y exclusivas, sin importar el elevado precio, que puede alcanzar incluso los 1.000 euros cada una. Parten de un bloque de metal sólido (aleación de aluminio, por ejemplo), que se mecaniza de forma individual en una máquina al efecto, de manera que se retira el material ‘sobrante’ del diseño en frío, afectando menos a la composición del bloque, ya que los metales no se calientan para adquirir la forma final. Por este motivo se pueden hacer radios más estrechos, de menor peso, más ligeros y que faciliten mejores prestaciones. Para rematar, y de ahí su alto precio, el bloque de metal suele estar prensado para aumentar la densidad molecular del mismo, de modo que, aunque tenga el mismo espesor o grosor que una llanta fundida, su resistencia es mayor.

Dicho esto, lo mejor es comprobar los pesos de la llanta, las hay fundidas excepcionalmente buenas, casi todas ellas de cinco brazos o multiradio, los dos diseños que mejor combinan resistencia y ligereza.

Número de piezas que componen la llanta

Las llantas se pueden fabricar en un solo bloque (monobloque), en dos, tres y hasta cuatro piezas separadas. En algunas ocasiones, como es el caso de las llantas de fibra de carbono, también podemos encontrar múltiples partes, pero no es lo frecuente.

Las distintas piezas se unen mediante multitud de pequeños tornillos de titanio. A continuación, os explico las más comunes:

  • Dos piezas: están formadas por el núcleo, es decir, la ‘estrella’ que se atornilla al chasis; y llanta, el cilindro de metal sobre el que se monta el neumático.
  • Tres piezas: se componen de núcleo, semillanta interior -la parte de la llanta que se introduce sobre el eje de la suspensión- y aro exterior -la parte de la llanta que sobresale desde el núcleo-.
  • Cuatro piezas: cuentan con un doble núcleo que permite varias combinaciones de posición relativa de uno respecto a otro, la semillanta interior y el aro exterior.

¿Repararlas o sustituirlas?

Como os he comentado inicialmente, en una llanta no sólo es importante el diseño, sino que estas también cumplen con un cometido técnico, para lo cual se precisa cierta resistencia del material con el que está fabricada.

El proceso de reparación de una llanta dependerá de los daños y tipo de acabado que presente.

Es por ello que, cuando la llanta se daña, debemos tener en cuenta una serie de requisitos para decidir si la sustituimos por una nueva o la reparamos. Hay que analizar varios puntos de vista:

  • Técnico: la llanta debe de mantener en todo momento sus propiedades iniciales, ya que es uno de los elementos más importantes del vehículo. Si ya se hubiera reparado anteriormente, habría que evaluar si es posible una nueva reparación.

  • Estético: si hay que devolver la llanta a su aspecto original (color, brillo y nivelación superficial), este proceso puede resultar más o menos complicado en función del tipo de llanta. Las llantas pueden presentar distintos acabados, aunque en su mayoría llevan un recubrimiento de pintura que consta de una base bicapa de color gris metalizado, más claro o más oscuro (en este caso llamadas acabado grafito o titanio) y después una capa de barniz. Otros tipos de llantas o acabados con los que nos podemos encontrar son:
  1. Bimetal: compuesta por dos materiales, como la corona exterior de la llanta en acero inoxidable.
  2. Cromadas: con baño de cromo.
  3. Diamantadas: aluminio pulido y barnizado.
  4. Pintadas en parte o completamente en otros colores distintos al plata.
  • Económico: si decidimos reparar la llanta en lugar de sustituirla, es porque nos va a suponer un ahorro de dinero considerable. Esa es precisamente la razón por la cuál la reparación de llantas se lleva a cabo normalmente en llantas de aluminio, fibra de carbono o magnesio, ya que en las de acero o chapa económicamente no compensa su reparación.

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